RSC y Triple Bottom Line

Triple Bottom Line.

Conceptos básicos y beneficios que aportan a las empresas

La RSC y la Triple Bottom Line son conceptos que van unidos, por ello vamos a dedicar esta entrada a explicarlos. De un tiempo a esta parte, el término de Responsabilidad Social Corporativa  se ha convertido en un término bastante común. No obstante, las empresas deben tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Económico, dado que los accionistas esperan obtener resultados financieros con el mínimo riesgo.
  • Social, según lo que demande la sociedad, más seguridad en el trabajo, mejores condiciones laborales, entre otras inquietudes.
  • Medioambiental, las solicitudes para controlar el impacto de la actividad empresarial e implantar la economía circular en la misma.

Todo ello nos lleva a pensar que una empresa va a sobrevivir sólo si es viable económicamente, socialmente responsable y medioambientalmente sostenible. Convirtiéndose de esta manera en las tres partidas de la Triple Bottom Line, denominada por John Elkington en su trabajo Cannibals with Forks en 1997, donde detalla la necesidad de atender a los diversos grupos de stakeholders a través de la Triple Cuenta de Resultados (económico, social y medioambiental).

La RSC como filosofía

Por consiguiente, diversos factores han provocado que la RSE siente sus bases en las compañías. Debido a la sensibilización de la sociedad ante los múltiples escándalos sociales. Como resultado de razones de negocio como la mejora de las condiciones de trabajo, la disminución de desperdicios o menor consumo energético.

En la actualidad, existen distintos tipos de estándares, normas y códigos de RSE. Por consiguiente, las empresas deben implantar estas medidas para contribuir a una mejora social y medioambiental, manteniendo constantemente un diálogo con sus stakeholders.

Por otro lado, es comprensible que para toda empresa es primordial el aspecto económico, puesto que de ello depende la vida de la misma. También, cabe destacar la importancia de los trabajadores para la consecución de ese objetivo, porque se sienten parte de la organización. Debido a esto, es más probable que por voluntad propia, – independientemente del salario -, decidan colaborar, apoyar y ser más productivos en sus tareas. Por ello, la Triple Bottom Line pone en valor estos tres conceptos, people, planet y profit.

¿Qué es la Triple Bottom Line?

En primer lugar, el concepto de Triple Bottom Line surgió en 1997, aunque no fue hasta el año 2008 con la crisis financiera y el cambio climático cuando comienza el auge de la ética y la RSC. Fue en ese momento cuando las empresas empiezan a ver desde otra perspectiva el “hacer negocios como siempre”.

Para las empresas, tener que cambiar sus operaciones para minimizar el riesgo y combatir el cambio climático requiere de mucho tiempo y dinero. Pese a eso, es de vital importancia invertir en sostenibilidad para solucionar los problemas climáticos. Un estudio del MIT dio a conocer que las empresas que implantaron como su filosofía la RSE, fueron las que más beneficio obtuvieron dicho año.

El éxito de la Triple Bottom Line en las bases de la RSE depende de empleados con talento. Es importante que sepan cómo llevar de la teoría a la realidad esta triple cuenta de resultados. Además, deben poseer conocimientos como contabilidad y economía, ciencias ambientales y tener habilidades de liderazgo y la capacidad para tomar decisiones comerciales estratégicas.

La importancia de medir la Triple Bottom Line

Por consiguiente, demostrar los resultados de las actividades que lleva a cabo la empresa resulta interesante. Porque permite a todos sus stakeholders analizar y comprender los beneficios que generan dichas actividades tanto a nivel económico, social como medioambiental. Permitiendo de esta forma mejorar su reputación, el grado de compromiso de sus empleados y obtener como agentes de apoyo a las instituciones públicas.

Finalmente, es importante medir estas actividades dado que con ello se logra evidenciar tanto las buenas como las malas o regulares prácticas. Este nuevo enfoque en la filosofía de las empresas, genera confianza y refuerza la cadena de valor. No obstante, existen dos vertientes de pensamiento respecto a esta nueva práctica. Por un lado, aquellos que piensan que reducir el impacto ambiental es una forma de “lavar su imagen”. Por otro lado, los que apuestan por creer que este enfoque va a lograr un mayor impacto en la sociedad.

 

Carolina Sánchez, alumna de CMI.

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