El propósito de la ética empresarial

la ética empresarial

Hasta hace bien poco, la ética aplicada a las empresas y las organizaciones solía centrarse en aspectos directamente vinculados al modelo de gestión. Es decir, la pregunta clave a la que solía enfrentarse la ética de las empresas era ¿cómo se responden a las expectativas de los stakeholders? Esta cuestión nos llevaba directamente a integrar la gestión de los impactos que la actividad de la organización generaba en estos grupos de interés. Por ello, descubriremos a lo largo de este artículo cuál es el propósito de la ética empresarial.

Desde este punto de vista, era habitual escuchar que la ética se centraba, fundamentalmente, en los cómos. Esto empujaba a aquellas organizaciones que quisieran apostar por introducir la ética en la gestión al desarrollo de códigos éticos, códigos de conducta. En definitiva, a desarrollar herramientas éticas que ayudaran a construir una cultura corporativa en la que los valores éticos jugaran un papel relevante.

Es cierto que, sólo desde este enfoque de la ética han sido muchos los avances que se han producido. Sólo a modo de ejemplo, podríamos citar los siguientes:

  • La integración de un enfoque de gestión basado en los stakeholders.
  • El papel preponderante de los intangibles éticos como resultado de una adecuada gestión ética de la organización.
  • El desarrollo de nuevos indicadores que recogen el desarrollo de la empresa desde una perspectiva más amplia que los resultados económicos.

 

Ética en la empresa

A partir de esta perspectiva, podría decirse que una empresa que tiene como misión el desarrollo de productos o servicios relacionados con actividades que a gran parte de la población, a pesar de ser legales, nos parecen reprochables podían ser empresas éticas. Es decir, podían tener una cultura de gestión en la que la ética estuviera perfectamente integrada.

Siendo esto muy importante, hoy parece que se ha dado un paso muy relevante en relación con esta cuestión. Fundamentalmente, este avance viene de la mano de la idea del propósito, que, sin ninguna duda es una de las modas del momento.

Pero, ¿qué significa hablar del propósito desde el punto de vista de la ética empresarial?

En primer lugar, significa volver a poner encima de la mesa, con una preponderancia que en las últimas décadas había disminuido de manera evidente, el hecho de que la empresa es una institución social. Es decir, la empresa forma parte de la sociedad. Puede parecer algo obvio, pero si uno echa la vista atrás podrá comprobar que hemos estado varias décadas en las que esto no ha estado muy presente.

Si la empresa forma parte de la sociedad, como institución social que es, significa que ésta, si quiere estar legitimada para llevar a cabo su actividad, debe aportar algo positivo al conjunto de la sociedad.

 

Finalidad de la empresa

Eso es, precisamente, la idea fuerza de lo que significa la introducción del propósito en la nueva forma de definir para qué queremos que existan las empresas.

Por tanto, ya no estamos sólo hablando de cómo se gestiona la empresa. Sino que con la idea del propósito estamos apelando a la cuestión sobre qué aporta la empresa. Es decir, para qué existe una empresa, cuál es el fin último de la empresa.

Esta idea del propósito, por tanto, es clave desde una perspectiva ética. Puesto que ya no sólo estamos poniendo el foco en cómo se gestiona una organización, sino también la ética aporta todo su potencial a la hora de definir el para qué de la empresa.

Es cierto que esto nos abre una discusión, o al menos una reflexión acerca de qué propósitos nos parecen que valen la pena. Para esta cuestión los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 definida por Naciones Unidas pueden ser una buena guía. Los mismos son suficientemente amplios, retadores y beneficiosos para el planeta como para tener que andar buscando e inventando otros propósitos.

 

Roberto Ballester
Socio de Felidarity
Profesor de CMI

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