Impactos de la transformación digital en el medio ambiente y la sostenibilidad

Impactos de la transformación digital en el medio ambiente y la sostenibilidad

Aplicaciones digitales para fomentar el comportamiento responsable de los consumidores 

Según el WBGU (2019a) la información sobre las cadenas de suministro, los costes medioambientales de los productos (proporcionada por los códigos QR), los servicios o los flujos de inversión podrían ayudar a los consumidores a tomar decisiones sostenibles. Las aplicaciones digitales, por ejemplo, la interactividad, los juegos, la experiencia de la naturaleza virtual o los proyectos de ciencia ciudadana en red transnacional (Citizen Science) ofrecen, en consecuencia, nuevas oportunidades para conciencia ambiental y para comprender las interdependencias globales. Esto podría ayudar, a largo plazo, a concienciar sobre la necesidad de una cooperación y una política medioambiental global. 

El PNUMA (2019) no solo identifica los potenciales ecológicos de un ecosistema digital orientado a los ODS con respecto a la mejora del intercambio de conocimientos1, sino también para informar sobre la concienciación y la elección de los consumidores a través de nuevas técnicas para estimular el compromiso con los datos y los conocimientos y para aumentar la concienciación y el compromiso de los ciudadanos.  Las aplicaciones basadas en datos para incentivar el comportamiento sobre la base de análisis de datos automatizados podrían tener, por tanto, un gran potencial instrumental para una administración y gobernanza eficaces (Djeffal, 2017)2. Las tecnologías de «nudging» basadas en Big Data se promueven como «herramientas blandas» para la política medioambiental (Michalek, Meran, Schwarze, & Yildiz, 2015): partiendo de las ciencias del comportamiento, cognitivas y de la neurociencia, la psicología y otras disciplinas, dichas tecnologías permiten influir en el comportamiento de los individuos de forma mínimamente invasiva pero eficaz (Ekardt & Wieding; Ekardt & Wieding; Grafenstein, Hölzel, Irgmaier, & Pohle, 2018).  

Las aplicaciones potenciales del nudging en el ámbito de la política medioambiental se consideran a veces complementos potencialmente eficaces de los instrumentos existentes. Estas tecnologías podrían utilizarse para evitar y superar contextos de toma de decisiones, patrones de percepción o estructuras de comportamiento ecológicamente perjudiciales, y por ejemplo, llevar a los consumidores a la toma de decisiones sostenibles sobre los productos que adquieren o el uso de los medios de transporte (Michalek et al. 2015; Ekardt & Wieding; Ekardt & Wieding; Grafenstein et al., 2018). Las tecnologías Nudging también plantean serias cuestiones éticas y jurídicas y problemas políticos que aún están por resolver.  

 Aplicaciones digitales para una gobernanza inclusiva, participativa y cooperativa

Además de proporcionar información, las tecnologías digitales también pueden facilitar la participación activa en la formulación de políticas y, por tanto, pueden aumentar su legitimidad de aportación (WBGU, 2019a). Los potenciales de las tecnologías digitales específicamente se ven en el contexto de las ciudades (inteligentes) que deben crear una atmósfera en la que los ciudadanos, las empresas y el gobierno construyan juntos una ciudad vital y sostenible (Effing). El uso de las tecnologías digitales podría centrarse en los instrumentos de participación en las decisiones administrativas o parlamentarias3. 

Las ideas populares sobre el potencial participativo y de «empoderamiento» de las tecnologías digitales, sin embargo, no solo supone que permitan a los ciudadanos participar en gobernanza medioambiental en el marco formal de un presupuesto participativo (WBGU, 2019a) o en la planificación, sino también contribuir a la colaboración por otros medios. Por ejemplo, las aplicaciones digitales podrían incluir oportunidades para que los ciudadanos recojan y contribuyan con datos individuales o hagan un «crowdsourcing» de datos ambientales en proyectos de ciencia ciudadana y, al mismo tiempo, proporcionar tecnologías que permitan a los ciudadanos decidir qué ocurre con sus datos. La producción de datos cívicos en el contexto de proyectos municipales o la «ciencia ciudadana», por ejemplo, se supone que debe permitir el diseño colaborativo de las ciudades y los espacios públicos. (Couldry & Powell, 2014; Gabrys, 2014; Schwerk, Thoms, Rabl, & Markl, 2018).  Las ideas relativas a la generación, uso y explotación cooperativa de datos persiguen el objetivo del empoderamiento cívico (Zuccardi Merli & Bonollo, 2014) y la inclusión política y económica inclusión de los ciudadanos.  

El proyecto de la Unión Europea «Horizonte 2020»,  «DECODE», experimenta tres casos de uso diferentes en relación al empoderamiento de las tecnologías digitales: economía colaborativa, detección ciudadana participativa y la democracia abierta, centrándose específicamente en cómo se relacionan con las comunidades de usuarios en dos ciudades europeas, Ámsterdam y Barcelona4. 

El proyecto desarrolla una infraestructura tecnológica entre iguales, que otorga al municipio los derechos pertinentes y la soberanía administrativa sobre los datos digitales. Los datos de comportamiento o de preferencias, los datos generados por sensores o por máquinas se recogerán bajo el control de los ciudadanos que generan los datos o de otros productores de datos y se harán accesibles a las empresas locales y a los actores de interés público. También se supone que permite un proceso participativo para deliberar y decidir sobre la constitución de un «fondo común de datos» (es decir, un sistema sociotécnico y jurídico ideado y gestionado colectivamente que permita la producción, la gobernanza y uso de diferentes tipos de datos para resolver los retos de la sociedad). Se supone que la sostenibilidad medioambiental constituye una de las dimensiones centrales de una «economía colaborativa del procomún» (Calleja López, 2018).  

El proyecto «Horizonte 2020» «smarticipate» supone el otorgamiento de acceso a las personas sobre su propia ciudad de una manera fácil de entender, permitiéndoles apoyar mejor el proceso de toma de decisiones. Los residentes también pueden desempeñar un papel activo en la verificación y contribución de los datos.  

A su vez, los gobiernos locales podrán aprovechar el ingenio de sus residentes, obteniendo valiosas ideas. Esta retroalimentación bidireccional hace que las ciudades sean más democráticas y dinámicas5. 

 

Bibliografía 

  1. Véase el apartado 2.5.2. 
  2. Véase el apartado 2.5.3. 
  3. https://democracy-app.de. 
  4. https://decodeproject.eu/publications/pilot-scenarios-and-requirements 
  5. https://www.smarticipate.eu/about/. 

 

Por Rebeca Felibert, estudiante del Máster en Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad de CMI Business School.